Discurso "Cuantas almas muertas van en cuerpos vivos"

“Cuantas almas muertas van en cuerpos vivos”

Muertas por ser solo lo que los demás quieren, por miedo a no encajar, porque el mundo le teme a lo que no entiende, porque callar muchas veces resulta mas cómodo que alzar la voz y decir “yo creo, yo siento, yo quiero…” Porque escuchamos tanto a esas voces de fuera que nos limitan, que desvalorizan nuestras expectativas y por miedo a no venir al caso dejamos de lado esa vocecita en nuestro interior que esta gritando “¡Ja! ¡Creen que no puedo... NO ME HAN VISTO PATEAR                      TRASEROS!”

Sueñen y sueñen a lo grande, sueña con descubrir la cura del SIDA, sueña con ser la primera presidenta de México… Si pasa por su mente pasa por su vida, hagan un plan, fíjense un objetivo y trabajen para conseguirlo.

Sigan sus sueños, no se dejen llevar por lo que los demás esperan de ustedes, tengan valor para ser diferentes y seguir su propia estrella, dejen sus propias huellas... no pisen sobre las de los demás porque no dejarán marca.

 ¿Que puede que fallen? ¡Si! Pero nadie nace perfecto, ¿Y para que querrían serlo? Sino tuviéramos defectos no podríamos entender cuando los demás se equivocan, viviríamos juzgándolos, la vida perdería todo sentido, no necesitaríamos esforzarnos por mejorar, por superarnos.

Amen, odien, caminen, corran, aférrense o renuncien… Si los atrae una luz, síganla. Si los conduce a un pantano, ya saldrán de él... Pero si no la siguen, se preguntarán toda la vida si acaso era una estrella.

Sean quienes son sin miedo, sin pedir permiso, sin seguir estándares, sean quien quieran ser pero siempre sean lo mejor de ustedes mismos, hagan lo que hagan y sean como sean lo más importante es que amen lo que son, que estén a gusto con lo que hacen y sienten porque si no es así la felicidad se alejara de su vida… 

La vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos.

¿Y tú, vives? ¿O te conformas con existir?

Escrito por.

Berenice Castro Capiedra